martes, 3 de agosto de 2010

Por aquí también anduvo un europeo expedicionario naturalista

Por aquí también anduvo un europeo expedicionario naturalista
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Escribo este texto justamente el día en que con celebración oficial se recuerda al sabio botánico y sacerdote José Celestino Mutis, natural de Cádiz, España, por haber sido gestor de la Expedición Botánica en nuestro país, trabajo que luego de doscientos años sigue teniendo cifrada importancia científica para Colombia.

Como dicha celebración ha tenido tanto despliegue y en alguna manera la obra de Mutis es conocida por estos lares, quiero aprovechar la ocasión para significar, desde el campo local, un parecido trabajo efectuado por un europeo en la segunda parte de la centuria de mil ochocientos.

Fue el 2 de enero de 1876 cuando luego de 5 jornadas, es decir días, de desplazamiento desde Bogotá, llegó al pequeño poblado de Villavicencio un extranjero, quien por sugerencia de Santiago Pérez M., nuestro entonces presidente, vino al nuevo continente a cumplir un encargo científico de su gobierno.

Hablo del expedicionario francés Eduar André quien luego de escucharle lo siguiente de boca de Pérez Manosalva cambio de rumbo:”¿ y por qué usted no visita antes los Llanos de San Martín?, es aquella una de las provincias, al Este de Bogotá, casi del todo desconocida, y en la cual le aseguro a usted una buena cosecha. Si le parece bien visitarla cuente usted con mi apoyo decidido”.

El investigador con su equipo de trabajo organizó su base de operaciones en el poblado, para luego proceder a practicar salidas de campo por los alrededores, así como por las minas salinas de Upín de la hoy municipalidad de Restrepo, la más distante región visitada.

La misión del naturista André era la de capturar ejemplares de especies vegetales y animales propias del territorio. Para lo cual recogió y disecó micos, aves, insectos y reptiles, así como muchas plantas y semillas, material que bien empacado despachó para los museos naturalistas de París.

En cada recorrido se maravilló con las bondades que la naturaleza le prodigó a la región. Localizó plantas no conocidas y por tanto no clasificadas científicamente, teniendo el honor de bautizarlas. Como Mutis, también él pintó esas nuevas plantas halladas.

Cerca al río Guatiquía encontró muchos ejemplares de la palma variedad “corneto”, de la que hizo el siguiente comentario: “En sus orillas había de encontrar una de las palmas más hermosas de los Llanos, el corneto. Este árbol soberbio era conocido ya de muchos botánicos que han publicado de él interesantísimas descripciones. Pero nadie que yo sepa, había logrado introducirlo vivo a Europa, y esto es lo que iba yo a intentar”.

El señor André fue también víctima de las chanzas de los lugareños. Así, cuando estaban en un bosque alguno de sus ayudantes al encontrar un nido de avispas las alborotó, haciendo que los insectos atacaran al inocente expedicionario.

El francés escribió la bitácora de su viaje, cumplido hace 132 años por nuestro territorio, en amenas crónicas que están consignadas en el libro titulado “Viaje a la América Equinoccial”.

Vale la pena difundir estos relatos entre la comunidad metense, porque si el sabio español José Celestino Mutis no vino por estos lares, tiempo después si lo hizo Eduar André súbdito francés.

(*) Comunicador Social comunitario / Coordinador Cultural de la Unillanos

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