martes, 3 de agosto de 2010

Los Achaguas de Umapo: ejemplares coterráneos metenses

Los Achaguas de Umapo: ejemplares coterráneos metenses
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy / Comunicador Social comunitario

Poco hace que en compañía de algunos amigos visité a la comunidad indígena Umapo cuyo territorio está ubicado dentro de la jurisdicción del municipio de Puerto López, cerca al punto de El Turpial en el rumbo a Puerto Gaitán.

Los habitantes de este sencillo pueblo son Achaguas, prehispánica étnia orinoquense cuyo tronco lingüístico es Arawak.

Son gentes ribereñas del río Meta, emblemática arteria llanera a la que ellos denominan con sobrada razón “canasto de la familia” porque les ha brindado pesca para consumo interno y para la venta.

Su dieta alimenticia la complementan con el cultivo de yuca brava y yuca dulce. De la primera variedad obtienen el mañoco y el casabe, ancestrales productos que son el pan de los aborígenes de la Orinoquia colombo venezolana. También cosechan ñame, batata, tabena y topocho, productos propios de la región.

Los Achaguas de Umapo tienen en Marcos Arrepiche a un dinámico líder preocupado por el futuro incierto de su comunidad. Debido a la indiscriminada cacería practicada por los colonos, en las matas de monte hoy hay total escasez de lapa, picure, cachicamo, saíno y chiguire.

A ésto se suma la reciente merma de la pesca, fenómeno que ellos aducen a los trabajos de canalización que a la altura de La Banqueta desde hace un tiempo le están realizando al río Meta, con el fin de hacerlo navegable en gran escala.

Tales obras de ingeniería hidráulica acaban con los brazos del afluente en los que las especies ictiológicas se refugian para cumplir sus procesos de reproducción. Con algo de tristeza Teodoro nos contó que hace dos años no hay ribazón o subienda de bocachico, bagre y cachama.

Para hacerle frente a esta realidad Marcos, que por dos períodos seguidos ostenta el cargo de Gobernador del Resguardo, ha pensando en diseñar un proyecto de seguridad alimentaria para el cual destinarán 1.020 hectáreas, con el fin de establecer cultivos y algo de ganadería.

Del mismo modo y haciéndole caso a un reciente sueño, dará inicio a un plan de piscicultura con estanques caseros para cultivar cachama y otras especies. Piensa que con esto soliviarán la merma que ahora presenta el río.

Pero otro problema igual los mortifica. Se trata de la poca presencia de morichales, debido al abuso extractivo de hojas para fines comerciales. Esto hace que ellos se estén quedando sin ese recurso vegetal de tanto uso para sus viviendas. Por ello quieren ser incluidos en un programa de reforestación con moriche, que la Gerencia Ambiental del departamento muy cerca de allí va a desarrollar.

Debo decir que al grupo de visitantes al pueblo de Umapo le impresionó la organización comunitaria y urbanística que los Achaguas tienen. Allí no se ve miseria a pesar de sus dificultades, del poco apoyo gubernamental y de la pobreza.

Para ellos el bien colectivo está por encima del individual. No obstante los constantes procesos de aculturización introducidos por los colonos, conservan su filosofía, historia y prácticas ancestrales. Algo más a su favor: son bilingües, pues dominan su lengua y la española.

Con lo aquí relatado, se hace perentoria la ayuda tanto de las entidades oficiales como privadas para los Achaguas de Umapo, coterráneos metenses que tienen alto riesgo de desaparición del mapa étnico departamental.

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