martes, 3 de agosto de 2010

Guaviare y eco turismo

Guaviare y eco turismo
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

La percepción generalizada sobre el Guaviare es de cierto temor debido a la carga frecuente de noticias que los medios de comunicación divulgan, por lo general sobre hechos relacionados con la economía coquera y por los impactos del desorden público impuesto por los grupos armados al margen de la ley.

Como una grande carpa esta información no permite ver la riqueza paisajística natural que ese territorio nacional alberga, el cual tiene la característica de ser transición de llano a selva.

Hace poco visité la capital del Guaviare, invitado al II encuentro de escritores regionales organizado por el Fondo Mixto de Cultura departamental. Para llegar allí viajé por ruta terrestre que a la altura de Granada sigue el recorrido del río Ariari, por su margen izquierda, rumbo que ofrece al viajero la frondosa agricultura de sus vegas, en especial las plataneras de Fuentedeoro, así como el arqueológico territorio Guayupe de Puerto Santander.

Desde Puerto Lleras y hasta la imponente estructura del puente Nowen, que traduce entrada al Guaviare, la asfaltada carretera avanza por el ondulado, hermoso y extenso sistema geográfico de la serranía de Candilejas, cruzando muchos cuerpos de aguas, unos buscando la cuenca hidrográfica del Meta y otros la del Ariari.

San José del Guaviare, ciudad puerto sobre el río del mismo nombre, está asentada sobre una dilatada sabana que por un sector limita con la serranía de la Lindosa relacionada con la Sierra de la Macarena. Este centro poblado se encuentra muy cerca de la confluencia de las metenses aguas del Ariari y del Guayabero que dan origen al Guaviare, quizá el mayor tributario del soberbio Orinoco.

A pocos kilómetros del casco urbano y en jurisdicción de la Lindosa pude conocer el monumental conjunto geológico conocido como ciudad perdida o de piedra, a mi juicio una maravilla de la naturaleza, poco conocido.

Por allí uno puede recorrer especies de calles demarcadas por moles de rocas a manera de cuadras, igual los largos túneles con ciertos laberintos, formados por enormes rocas también detallar algunos abrigos rocosos que guardan las huellas de primitivos habitantes de la región, individuos que dejaron sus trazos con diversas figuras y con tinturas rojas.

Entre la abundancia de morichales y chaparros puede conocer la delicada y emblemática flor del Guaviare cuyo nombre científico es Paephalantus Moldenkeanus y volvía a ver la endémica planta Vellosia Lithofila, o amiga de las piedras, símbolo de la Sierra de la Macarena.

Respecto a la organización de los servicios turísticos de San José del Guaviare me traje una buena impresión de la Ong Paephalantus Tours, conformada por un grupo de jóvenes, chicas y chicos, que desde su función de guías turísticos muestran un gran dominio informativo de su departamento, además son dueños de unas excelentes relaciones interpersonales. Estos noveles empresarios con su trabajo hacen grata la permanencia de los visitantes en la tierra guaviarense.

Con sobradas razones el slogan de la guía turística departamental dice: “Guaviare: patrimonio natural y cultural para disfrutar”.

(*) Comunicador Social comunitario/ Coordinador Cultural de la Unillanos

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